jueves, 19 de agosto de 2010

OMAR

No sería un buen nombre para nosotras, las mismas, las mujeres que nos consideramos liberadas, que nos autodenominemos atravesadas. Acaso no nos atraviesan nuestros roles de mujeres, madres, esposas, laburantes, amantes, desocupadas, amas de casa, autodeterminadas, amadas, dejadas, violentadas, miedosas, valientes, oprimidas, constructoras, apasionadas, sometidas, abandonadas. ¡Huy! Que agotadas. Pero sin embargo existen hombres como Omar, que mi hermana le confiesa que hace dos años que no cocina y a él le da igual. ¿Será por que ella, cocina mal? Ayer domingo estábamos todos en la mesa y le dije a él: ¿Cuándo se muera mi hermana, te queres casar conmigo? ¿Dónde voy a encontrar un hombre qué cocine, así? Y los tres hijos me miraron fijo. El empezó a tartamudear, hasta que dijo: Paso de Guatemala a Guatepeor y mi hermana se desmayó. ¿Qué poco progresista esa familia, no? En vez mis hijos, me dicen: Cásate con quién quieras, y no hinches más. Mi familia es bien liberal.


No hay comentarios:

Publicar un comentario