sábado, 14 de agosto de 2010

REPARTIR PODER.

Qué difícil, es repartir el poder. Yo lo pasé. Me equivoqué. Siempre me equivoqué. Uf!
Pero cuándo le done, la parte que me corresponde, de mi casa, a mis dos hijos. Siento, que ahí, no me voy a equivocar. Alguien, me dice: Todo es para pensar. Pero tengo unas ganas, de irme a vivir a un Morro, metido en una isla, en donde por todos lados, tenga al Mar. Y una ventana por donde lo mire. Y si se me cae una lágrima, va a ser por que los extraño. Pero en ese Morro voy a tratar, de aprender a ser feliz. ¿Esperanza? Otra forma del Delirio. Bueno, deliraré. En el Morro, no hay mosocomios, casi seguro no me van a internar, o no. Pero una vida nueva, quiero tener. Aunque un Moto-Chorro, que no es chorro, me grite: VIEJA de m. . . . Tanto


lío por cruzar un semáforo mal. Parece de la federal de Macri. Tengo mucho, mucho, tiempo para vivir. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .


Patricia me cuenta, que en su familia, cada uno anda en lo suyo y en la mía también. ¿Será el secreto para ser feliz? En el Morro no hay motos, siempre caminas. Las chicas de allá, advierten: los brasileros son fiesteros. A mí que me interesa. ¡Vivan las Fiestas! Pero no, para mí. Qué lindo es flotar, me siento tan feliz, cuando hago la plancha, en el Mar del Morro, veo pajaritos -no los que tengo en la cabeza- y palmeras enormes, donde podes colgar las hamacas paraguayas. . . . . . ¡Que ,
Lindo qué es Brasil!

No hay comentarios:

Publicar un comentario